Nada más llegar nos encontramos con una mesa llena de comidas típicas brasileiras y dos cocineras y un camarero que se deshacían en atenciones, consiguieron que nos sintiésemos como en casa.
Así que a nosotros nos quedaba la responsabilidad de hacerle los honores a los anfitriones y nos pusimos manos a la comida con la intención de no dejar nada, pero una vez más nos fue imposible, la comida parecía salir de todas partes y núnca se acababa a pesar de que lo intentamos con todas nuestras fuerzas.
Al finalizar la comida hicimos unos juegos de animación y baloncesto para aliviar el empacho. en todo momento nos han tratado de maravilla y hemos disfrutado de una agradable companhía. desde aquí nuestro agradecimiento a todos los que nos acogen estos días en Blumenau, en especial a Sergio, Carlos, el hotel Steinhausen y la familia Manke.
Os dejamos una foto de la animada sobremesa.